miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿Querés saber lo que es estar muerto? (III)

Quiero estar rota
Y seguir sirviendo
Como los espejos
Quiero que me mires
Te veas
Te horrorices
Y me rompas
Cada vez más
Hasta que me vuelva polvo
Y si este momento de masoquismo caprichoso

Me hace ver
El horror y la gracia
De las cosas
Solo así
Voy a sentir que vivo
Con el alma y el cuerpo quebrados

Por motu proprio 

martes, 17 de septiembre de 2013

¿Querés saber lo que es estar muerto? (II)

Las luces se apagaron
Y me hundió los ojos
Esperando
Es que siempre hacemos eso
Nos obligamos mutuamente
A consolarnos
El sol brillaba en lo más alto
Como las lágrimas que la desarmaban

Las ganas de querer estar acá
Fue lo único que la llevó
Iba libre de equipaje
Como van los que viajan de verdad
No pensó en volver

Viste que el cielo también es muerte
Me dijo
Como si yo no fuera yo
Creo que me sonrió
Miró al suelo

Empezó la persecución
Con la cabeza gacha huía
Desertora
Corrompida
Errante
Las rodillas a punto de ceder
Entre una montaña de basura un vidrio cortó su pié, pero ella no se detuvo, despreocupada de todo, siguió su huida  Gemía como un herido de muerte, pero ella estaba entera, solo un pequeño corte en el empeine. Pero la terraza. Siempre la tentó la terraza. La sensación de volar. El impacto.

El día mataba de calor y de tristeza, como cada domingo en el hospital.

Levanté la vista del libro, la cama vacía.

¿No ves que espero resucitar?



De afuera no se oían gritos.



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Los fantasmas le desgarraban la piel
Como la tristeza pero por fuera
Dejando que se vea
Todo su interior
Qué haría yo en su lugar
Convirtiéndome casi en una peli de Rob Zombie
Y todos esos espectadores
Queriendo estar al tanto de la situación
Adornando todo de frases lindas
No me den palabras de esperanza
Que no me las creo
No me digan que va a estar todo bien
Si las heridas de guerra nunca sanan
Las cicatrices son para siempre
Al contrario
Quiero la certeza de que todo va a ser horrible
La prefiero
Quiero saber que no me voy a poder levantar del dolor
Que siento acá en el pecho
Quiero saber que ahora todo va a ser negro
Y los fantasmas nos van a acechar a nosotros
Y que no hay lugar donde va a estar mejor
No existe

Y ninguno de nosotros lo cree

lunes, 2 de septiembre de 2013

23\7 En el pozo

Al señor de la ventana.

Desde esta cueva puedo ver el jardín, las nubes y el sol. Desde acá se ve mejor. Desde mi cárcel puedo sentir todo lo que me ha faltado, puedo llorar, escuchar música, leer y seguir llorando, por dentro; porque estoy tan triste este invierno. Porque siguen faltando cosas, acá, dentro mío, en la cueva también. me falta certidumbre, espacio, alguien que mire mi esfuerzo por no gritar, que no me diga nada, que solo me entienda, nadie en particular, las cosas que me faltan nunca son particulares, las cosas que me faltan son, un poco, las que nos faltan a todos. Desde mi cueva-que tomo como mía por amor a los posesivos, aunque no nos pertenezcamos mutuamente, aunque yo prefiera irme lejos lejos lejos- me faltan muchas cosas, pero también me alcanzan otras, me alcanzan los libros, la música, el tiempo y a veces el calor.
Desde la ventana de mi cárcel/cueva descubro otras, fumo en la ventana y veo que alguien más también lo hace, y miro, y me mira, pero yo no quito los ojos, entonces el tampoco, cosa rara, ya que las miradas incomodan, incluso a esta distancia; mi cueva se transforma en una casa con pinos, y su cueva también cambia un poco, no tanto, porque casi al terminar su pucho ambos sabemos que tenemos que volver, pero yo lo sé menos, porque a mi hay cosas que me alcanzan, a mi no me espera alguien que no pare de hablar, a mi solo no me espera nadie, cuando termino de fumar vuelvo otra vez a mi espacio: cueva-pozo-cárcel; por eso mientras corre la cortina yo sigo mirando hasta sentir que de verdad no me espera nadie, me hundo en la cama mirando al techo, pensando un poco en todo, pensando en que la ciudad se nos mea de risa, nena, como si importara, y eso es lo bueno de todo, lo bueno de este antro de nada, lo bueno de fumar, de encontrarnos en las ventanas y de que me falten tantas cosas, de que me alcancen tantas otras, lo bueno de no saber buscar, de no encontrar. Lo bueno de estar solo tanto tiempo y de poder apreciar; desde acá, lo importante de ciertos actos insignificantes.